Ildefonso Aguilar: “Lanzarote necesita un centro de referencia cultural como El Almacén”
20/07/2018
El artista recuerda su relación con el centro cultural y lo que supuso durante décadas para la isla
Hablar de El Almacén es hablar, sin lugar a dudas de César Manrique, pero también es hablar de Luis Ibáñez, Pepe Dámaso y Gerardo Fontes, el equipo creativo que se hizo cargo del proyecto y de otros muchos artistas lanzaroteños que, hacia 1974, año en que se abrían sus puertas al público como centro cultural polidimensional, tuvieron la oportunidad de vivir todo aquello desde dentro.
Entre esos muchos jóvenes se encontraba el reconocido artista Ildefonso Aguilar que, en aquel entonces, comenzaba su dilatada trayectoria artística. “Yo tenía una buena relación con César desde finales de los sesenta, había trabajado en algún proyecto con él y lo admiraba mucho”, cuenta. “Curiosamente mi trayectoria profesional ha estado vinculada a El Almacén de muchas maneras y antes incluso de que César lo adquiriera, ya que, con anterioridad, el edificio había alojado la Escuela de Artes y Oficios de Arrecife y yo di clases allí. Cuando el inmueble queda vacío porque la escuela se traslada a su actual ubicación, y César decide adquirirlo, para mí fue una grata sorpresa saber que estaría en manos tan relevante en la cultura contemporánea como era él”.
Aguilar asegura que desde un primer momento, Manrique pretendía poner en marcha un centro vinculado a las vanguardias y a los movimientos artísticos contemporáneos, una referencia para Canarias que, además acogiera a los jóvenes artistas de las islas. Punto de encuentro, centro de creación, lugar de debate y mucho más. “Y lo consiguió. Debates, conferencias, exposiciones, teatros… Lanzarote se convirtió en referente cultural de toda Canarias”, explica.
El Almacén, mucho más que un bar
En aquel entonces, junto a la librería García Loca, a un pequeño espacio dónde se vendían muebles de vanguardia y la zona en sí de creación, se ponía en marcha el Bar Pablo Picasso. “Desde el principio, la cafetería se convirtió en punto de encuentro para artistas de todo tipo y de todas partes. Entre estas paredes se habló mucho, de discutió mucho y se pusieron en marcha muchos proyectos, y no sólo culturales, aquí se reunían también intelectuales y políticos del momento”, cuenta. “Venían muchísimos artistas, creadores, directores y escritores de todas partes y se gestó un centro de debate muy interesante. Gracias al contacto de César con toda la vanguardia española, por aquí pasaron muchas personalidades que a los que entonces empezábamos nos parecía increíble que estuvieran en Lanzarote. Pero claro, Manrique ya tenía entonces su magnífica casa y los invitaba a quedarse y cada día veíamos una cara conocido, un rostro admirado…”.
Anécdotas del ayer
Aguilar recuerda anécdotas como la coincidencia del músico Bryan Enon con Pedro Almodóvar y cómo el director manchego quiso convencerle de que hiciera la banda sonora de una de sus películas, proyecto que no acabó de llegar a nada pero que surgió en el ambiente del bar de El Almacén.
Recuerda también en El Almacén al que fuera posteriormente presidente del Gobierno de España, Calvo Sotelo, “cuando era presidente de Unión de Explosivos Río Tinto que fue la compañía que adquirió Costa Teguise cuando todavía era conocida como la Maleza de Tahíche”, explica. “Pero no sólo él, muchos otros se sentaron en este bar a tomar algo”.
César Manrique, el mayor atractivo
Para Ildefonso Aguilar el mayor polo de atracción de El Almacén era el propio César Manrique. “La gente venía a tomarse un café pero también a verlo trabajar, a hablar con él, los lanzaroteños convivieron con Manrique a diario gracias a El Almacén”, cuenta, hablando de aquellos años. “Sin embargo, el proyecto empezó a crecer: se abrió el cine, el restaurante, ubicado en la parte alta dónde están ahora las oficinas y dónde se comía de maravilla… y César empezó a tener dificultades económicas porque se convirtió en un centro muy caro de mantener y hay que tener en cuenta que, prácticamente, lo mantenía solo. Poco a poco se fue desentendiendo del lugar, lo fue dejando en manos de diferentes directores… hasta que en los años noventa lo adquirió el Cabildo y el centro pasa a una etapa mucho más administrativa”.
Un regreso al origen
Tras sucesivas reinauguraciones del bar-cafetería de El Almacén, Aguilar quiere ver en esta última etapa cierta conexión con aquellos primeros años. Un espíritu más cultural, más creativo, más artístico… “Debo decir que se debe, sobre todo, al trabajo del consejero de Cultura, Óscar Pérez, un hombre muy activo culturalmente que apuesta mucho por las vanguardias y al que se debe la gran actividad que se está generando en la isla en los últimos años”. Cuando se reabrió el bar, el otro día, me reencontré con mucha gente que esperaba y deseaba que El Almacén volviera a ser lo que un día fue: punto de encuentro, de reunión, de debate y de creación. Confiemos en que, con la cafetería en marcha, la nueva etapa sea muy buena”.