«Lanzarote era más vanguardista que Las Palmas o Tenerife, gracias al Almacén»
14/08/2018
El artista lanzaroteño recuerda su primer contacto con El Almacén como espectador.
Son muchos los recuerdos que evoca El Almacén a las distintas generaciones de lanzaroteños, algunos relacionados con César, otros con la creación artística, otros con el ambiente cultural o el carnaval y las fiestas que allí se organizaban. Los recuerdos del artista lanzaroteño Carlos Matallana, sobrino de Manrique, están directamente relacionados con el arte contemporáneo y con las vanguardias que se introdujeron directamente en la isla gracias a la actividad del centro. “Yo me había ido a estudiar Bellas Artes en el año 1973, así que no estuve en la isla en la inauguración en sí, pero cuando regresé a casa en Navidad, me sorprendí al ver la actividad del centro y lo que suponía”, explica. “Ver las cosas que se estaban haciendo aquí, en mi isla, fue algo que me sorprendió gratamente”.
Matallana cuenta además que, en una especie de patio que tenía entonces el centro, se reunía habitualmente toda su pandilla. “Entonces esto era distinto, su distribución y nos pasábamos las horas en ese patio, igual con una coca cola o sin tomar nada… recuerdo que mis amigos prepararon una obra de teatro, que representaron allí mismo, con un chico brasileño que se llamaba Alexis, que hacía un poco de todo y montó una obra con ellos. Lo más curioso es que entre ellos estaba mi primo Daniel Álvarez Matallana que, hoy en día, es el director de la Escuela de Teatro de Tenerife”, explica, convencido de que fue entonces cuando le atrapó la pasión por el teatro. “El Almacén tenía algo especial, un ambiente cultural que se contagiaba, que te animaba a crear. Tenía algo revolucionario, vanguardista, que atraía a todo tipo de gente, a los más jóvenes, a los mayores, artistas y políticos, a todo el mundo. Y además se hacían muchas actividades para toda la ciudad. Arrecife emanaba cultura”.
Regreso a El Almacén, como artista
Al terminar Bellas Artes y, una vez realizado el servicio militar, regresó a Lanzarote y comenzó a exponer en El Almacén, aproximadamente una vez año desde 1979 a 1984. “Algunas eran individuales, otras colectivas con Juan Gopar y Talló”, explica, puntualizando que ambos forman parte de la que sería su generación, por edad, artística en la isla. “Han sido muchas las veces que he expuesto aquí desde entonces, pero mis recuerdos no están solo relacionados con la parte profesional, aquí se vivía, se pasaban las horas… me acuerdo, por ejemplo, que a mí me pilló el golpe de estado de Tejero en El Almacén, tomando algo. Había venido de visita a ver a mis padres, porque en 1982 estaba en Tenerife, y me enteré de lo que ocurría porque me lo dijeron allí, en el bar Pablo Picasso y, claro, salí corriendo para casa para haber en qué quedaba todo aquello”.
Espíritu vanguardista
Matallana asegura que en aquellos años se hacían más cosas de vanguardia en Lanzarote, en el entorno de El Almacén y de la mano de César, que en Las Palmas y en Tenerife. “Algunas grandes muestras se exponían antes en Lanzarote que en las dos grandes ciudades de Canarias, aunque en ambas había grandes galerías, pero en Las Palmas estaban más dedicadas a un arte más político y nacionalista”, señala. “Tenerife era más rupturista y Lanzarote pura vanguardia. Por ejemplo, Óscar Domínguez, que estaba censurado, expuso primero en Lanzarote… recuerdo que fue una maravilla”.
En general, todo lo que hacía Manrique en El Almacén era una referencia para él y para otros muchos artistas de su generación. “Recuerdo también los viajes que hacía César, de los que traía muchas fotos de lo que se estaba haciendo en otros países y a mí me fascinaba verlo”, señala. “Y no sólo exposiciones, había conferencias constantemente de grandes personalidades, sobre todo de arte, pero también de cine, de filosofía… se iniciaron las proyecciones en versión original y de arte y ensayo con posterior cine fórum, en las que vimos todas las películas de Fellini y otros muchos directores… hablo de una época en la que estas cosas no se hacían en el resto de Canarias”.
Carlos Matallana ve con buenos ojos el nuevo rumbo que ha iniciado el centro, otra vez relacionado directamente con la cultura y con las nuevas generaciones de artistas. “No estoy aquí todo el año, pero he visto la temporada de exposiciones y son de alto nivel”, señala. “Ver todo lo que se hace aquí me confirma que en Lanzarote hay algo, hay un germen que hace brotar la pasión por el arte y por la cultura y, por tanto, hay muchos artistas con talento que prometen mucho”.